6 ene 2011

Riesgo de desastres en la temporada de lluvias en Cusco

¿Es posible que ocurran desastres igual que el año anterior?

La posibilidad de daños y destrucción está latente, no ha desaparecido. No ha mejorado el nivel de exposición y de vulnerabilidad ante las lluvias e inundaciones.

Actualmente las mismas zonas que se vieron afectadas el año anterior, están nuevamente en riesgo, en algunos lugares las viviendas están más vulnerables que antes, pues el suelo ya ha cedido, han perdido soporte y están al borde del abismo, son viviendas debilitadas o agrietadas, incluso algunas de ellas apuntaladas con palos. La gente, temerosa del impacto de las lluvias que caen sobre las laderas, coloca plásticos sobre ellas para evitar que se sigan erosionando y así retardar la caída de las casas.

En zonas donde se perdieron las defensas ribereñas y no se han podido reconstruir la vulnerabilidad de hoy es mayor que la del año anterior. Varios ríos y quebradas quedaron con mucho material en el cauce después de la temporada de lluvias y posiblemente no se ha podido limpiar los cauces para devolverles su capacidad de caudal.

Estando así las cosas, los desastres que ocurran en esta temporada dependerán de la intensidad de las lluvias y la forma cómo llueve. El año pasado hubo un proceso de humedecimiento continuo del territorio por lluvias que cayeron desde septiembre, con lo cual las laderas se fueron saturando y llegaron a desprenderse en forma de huaycos o deslizamientos.

¿Esa vulnerabilidad siempre ha existido?

La vulnerabilidad es algo que hemos construido como sociedad durante varias décadas. Los desastres ocurridos en el 2010 pusieron al descubierto las vulnerabilidades que ya existían en las ciudades afectadas. En Cusco llueve todos los años. La gente que puebla la región ha vivido con las lluvias, conoce qué pasa con los suelos cuando cae intensamente la lluvia, conoce las quebradas, los ríos y los cerros. Por tanto, ¿cómo se explica que a pesar de ello se hayan construido viviendas en zonas de peligro y sin la resistencia adecuada?

En el caso de la ciudad del Cusco, la vulnerabilidad es evidente en zonas de laderas deleznables, con alta pendiente, con terreno movedizo y deslizamientos activos, encima de las cuales se ha construido las casas, que además por su diseño y deficiente técnica de construcción, no tienen resistencia para soportar lluvias intensas. En el caso de otras ciudades la vulnerabilidad se explica por su localización demasiado cercana o dentro de las áreas de inundación, por la forma cómo han modificado el terreno: estrechando el cauce (caso de Pisaq), deforestando las riberas, debilitando los muros de defensa incas, la construcción de puentes.

Las lluvias e inundaciones del año anterior, además nos permitieron conocer que hay muchas más zonas de deslizamientos y que existen lugares de depósito de materiales muy peligros en las partes altas de las microcuencas, (caso de Zurite), los cuales se activan con las lluvias y se convierten en barro, cayendo en la forma de huayco o aluvión.

Hoy en día la lluvia tienen mayor posibilidad de causar daño que años atrás, porque al caer encuentra el suelo sin vegetación debido a la deforestación y fácilmente lo arrastra, o lo encuentra cubierto de cemento en las ciudades, con lo cual toda el agua corre con facilidad en forma de torrentes. Muchas actividades humanas que se realizan en el territorio, tanto en áreas urbanas y rurales, facilitan la formación de eventos destructivos, la lluvia solo es elemento desencadenante.

Acciones urgentes ahora

Estando ya en plena temporada de lluvia, es urgente alistar los planes de contingencia ante lluvias en cada provincia y distrito, tener personal técnico experimentado en el cargo de Defensa Civil, instalar y poner a funcionar cada Comité de Defensa Civil de manera permanente durante toda la temporada de lluvia, reforzar las actividades de preparación de los funcionarios y de la población que están en zonas de riesgo, seguir reforzando las defensas ribereñas y limpiando los cauces, promoviendo la organización de las comunidades en riesgo, realizar acciones anticipadas para proteger las viviendas y facilitar el drenaje de las aguas pluviales, etc.

Pero después de la temporada de lluvias, habrá que trabajar en una perspectiva de mediano y largo plazo, para reducir progresivamente la vulnerabilidad ya existente en viviendas, cultivos, infraestructura diversa, y para formular las políticas y normas necesarias para controlar que no se siga creando nuevas condiciones de vulnerabilidad en la región.

Por Gilberto Romero Zeballos
Especialista en Gestión del Riesgo de Desastres
Predes

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