7 ago 2010

Periodismo en tiempo eleccionario

La práctica habitual del periodismo es, dicen, como navegar en mar calmo. Paraeso se estudia. Pero a veces sobrevienen tormentas que agitan a las redaccionesy los otrora calmosos colegas deben afrontar nuevas situaciones. Esta analogíavale para lo que está pasando ahora mismo pues se ha desatado una tempestad quese veía venir: el periodismo eleccionario.

El fenómeno es histórico. En todos los procesos electorales republicanos se haelegido el tiempo de campaña para publicación de títulos nuevos o bien se haplanificado con anticipación las fundaciones de diarios que se proclamaron comoindependientes pero que nunca lo fueron.

¿Ejemplos? Algunos sonados y nos remitimos solo al siglo 20. El famoso matutinoLa Prensa, fundado en 1903, tenía clara intención política y eleccionaria (y asílo fue a lo largo de toda su historia). Desde el principio estuvo al servicio deNicolás de Piérola y su Partido Demócrata y todos los famosos de su redacción,Cisneros, Yerovi, Valdelomar, Mariátegui, Ulloa, acompañaron en su momento alCalifa. No les fue bien y lo vendieron a otro aspirante al Sillón y asísucesivamente. Murió en 1984 precisamente porque ya no tenía auspiciador depretensiones presidenciales.

En 1917 se fundó el combativo diario El Tiempo con la intención de demoler alpresidente Pardo y preparar y sostener la candidatura de Augusto B. Leguía.Triunfó en sus dos propósitos pero después, su director Pedro Ruiz Bravo quisohacer periodismo independiente y terminó deportado por el democrático dictador.El general Manuel Odría también pretendió utilizar la prensa para promover sugobierno y futura candidatura y promovió La Nación, que nadie compraba porque sesabía su origen. Un fracaso.

En 1961 un grupo de belaundistas liderados por Manuel Mujica Gallo unieronesfuerzos para fundar Expreso primero y luego Extra. Lograron su propósito enlas elecciones de 1963 llevando a Fernando Belaunde a la presidencia y a Mujicaa una regia embajada europea.

Pero aparte de los diarios es interesante observar el intenso movimiento en lazona llamada Prensa Chica, aquella semanal, con frecuencia de combate y a veceshasta anónima. Ahora mismo en Lima, cuando se acercan las eleccionesmunicipales, vemos en los quioscos periódicos desconocidos que seguramentemorirán apenas depositemos nuestros votos. Nadie los persigue, les pide cuentasni licencias. Es ni más ni menos que una suerte de periodismo pirata de malacalidad pero que merece ser observado pues, al final, son parte de nuestratradición periodística.

Por Juan Gargurevich - http://tiojuan.wordpress.com/

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